¿Has deseado alguna vez dejarlo todo, y cuando digo todo es quedarte con un portátil y un móvil, y lanzarte a la aventura? Muchos nómadas digitales lo viven a diario, pero yo aún no lo había probado. Fue pensado y hecho, no dio tiempo a mucho más. El 14 de febrero de 2017, después de haber vendido los todos los cachivaches posibles, me lancé a recorrer la distancia que separaba mi casa (en la Vall d’Uixó(Castellón)) y Santiago de Compostela (Finalmente llegué a Finisterre). Era una gran aventura, sin saber dónde iba a dormir o de qué me iba a alimentar. La escasez y la improvisación decidieron apuntarse al viaje. Fueron 65 maravillosos días en busca de conocerme un poco más y unir personas a través de los abrazos.